Seguramente más de una vez te hayas llevado la mano a la espalda tras sentir rigidez, limitación de movimiento, o incluso dolor. ¡Es posible que sufras una contractura en la espalda!

Las contracturas se deben a una contracción involuntaria de alguna musculatura o conjunto muscular en nuestro cuerpo y provoca tensión en el mismo de forma prolongada. Puede que padezcas una contractura y no sepas qué ha ocurrido para llegar a este punto, ya que los orígenes de una contractura en la espalda pueden ser muy diversos:

 

  1. Sedentarismo: permanecer durante un periodo de tiempo largo en una misma postura trabajando y no compensando con ejercicio físico puede llevarnos a padecer una contractura de espalda.
  2. Músculo débil y sobresfuerzo: cuando tenemos debilidad en algún músculo en particular y de manera espontánea decidimos realizar un movimiento enérgico, la movilización de las fibras del músculo puede provocarnos un espasmo y, por consiguiente, una contractura muscular —el músculo intenta protegerse y evitar una rotura o daño mayor—. Así que ten cuidado a la hora de hacer movimientos bruscos.
  3. Malas posturas corporales: se produce de manera lenta y progresiva. No ser consciente de tu postura corporal puede desarrollar una contractura en la espalda. Por ejemplo, puede darse en personas que trabajan 8 horas sentadas en una oficina; o tras haber mantenido una mala postura durmiendo durante un periodo de tiempo prolongado, esta es la famosa tortícolis.
  4. Deshidratación: la falta de agua y de otros elementos como el potasio o magnesio provoca una irritación en el músculo que puede derivar en una contractura en la espalda. 
  5. Estrés: el músculo entra en un estado de contracción mantenida, debido a la constante tensión. Con el estrés emocional muchos lo manifestamos en alguna zona de nuestro cuerpo, como los trapecios o el cuello, pudiendo provocar una contractura en estas zonas. 

 

¿Qué puedo hacer para prevenir una contractura en la espalda?

Ya conoces los posibles orígenes que provocan una contractura en la espalda, pero ¿cómo puedes prevenirlo? Presta atención a estos consejos para evitar que tu espalda sufra:

Pero si el dolor ya ha llegado a tu espalda, no intentes tratarlo por tu cuenta. Lo ideal es ir a un quiropráctico que pueda valorar el origen del problema y ponerle solución de inmediato, además de prevenir futuras lesiones.